Gran Mudanza Gran !! Se viene Inversor Independiente !!

Muchísimas gracias a todos los que me escribieron en estos días, como siempre, prometo contestar personalmente a cada uno.

Es con mucha alegría y esperanza que anuncio en lazamiento de Inversor Independiente.

No me pregunten de que se trata, vayan y lean aquí.

A partir de ahora este blog se muda a su nuevo espacio en Inversor Independiente.

Para compensar la ausencia de los últimos días, hay una nota sobre el tema de las tasas del tesoro y estrategias al respecto. Pueden verla aquí.

El año que cambió la historia.

El 2008 será recordado por siempre en los libros de historia y economía que vayan a escribirse en el futuro.

Aunque parezca extraño, no me parece que la crisis financiera en si misma haya sido el punto saliente de los acontecimientos que estamos viviendo. Burbujas, explosiones y recesiones han sido más la norma que la excepción a lo largo de la historia.

Desde los tulipanes holandeses en el siglo XVII hasta la crisis crediticia actual, esta dinámica puede encontrarse de manera permanente a lo largo de las décadas. Períodos de expansión y crecimiento que terminan generando excesos, los cuales finalmente se depuran en una crisis o recesión.

Así como la Gran Depresión no se hubiera producido sin los excesos de los años 20, la crisis de las puntocom tuvo su base en los excesos de inversión en tecnología de los años anteriores, y los problemas actuales fueron creados por excesos de crédito y confianza a lo largo y ancho de todo el sistema financiero global.

Hay quienes dicen que estos ciclos de boom / crash son inherentes al sistema capitalista, e incluso necesarios para el funcionamiento del mismo y el progreso material de la especie humana. Más allá de estos argumentos, lo cierto es que estos episodios han existido siempre y probablemente volverán a repetirse en el futuro.

Al respecto de la magnitud de la crisis podemos encontrar algunos puntos salientes, ya sea que analicemos el comportamiento del mercado de capitales, los problemas en bancos e instituciones financieras, o los efectos sobre la economía real, todo parece indicar que esta crisis es la peor desde 1930.

Lo más complicado del caso es que, al no contar con experiencias similares en el sistema económico moderno, resulta muy complicado establecer como será la recuperación. Si el 2008 fue el año en el cual se quemaron los antiguos manuales de economía, el 2009 será el año en el cual empecemos a escribir nuevos libros.

El principal aspecto en el cual han resultado obsoletos los paradigmas económicos reinantes es el de integrar la naturaleza humana con las estructuras financieras y económicas.

Básicamente, a partir de los 80 fue ganando cada vez mayor terreno la idea de que los mercados eran instituciones eficientes y beneficiosas para la sociedad en su conjunto. Lo mejor que podían hacer los estados entonces, era mantenerse lo más alejados posible de la economía.

El razonamiento de fondo no es nada novedoso, ya lo dijo Adam Smith: “no es de la benevolencia del carnicero que espero que me provea de la mejor carne al mejor precio, sino de su propio interés”. En esencia, al tener que competir por la demanda de los consumidores, el carnicero realiza su mejor esfuerzo en términos de precio y calidad, resultando como beneficiario final el consumidor.

En términos generales estoy de acuerdo con este postulado. Si tengo que elegir entre una solución de mercado y una solución digitada por el estado para un problema en particular, creo que en la mayoría de los casos la solución de mercado es más justa y eficiente.

El estado en todos los países del mundo, y peor en unos casos que en otros, está lejos de ser una elite conformada por iluminados expertos cuyo único interés es el bien común. Me parece una mejor descripción la de una banda de ignorantes deshonestos, cuyo principal interés es el de acumular poder para ellos y sus siempre transitorios amigos.

De tal manera que considero que los mercados suelen alcanzar mejores resultados que la regulación pública, al menos en la mayoría de los casos.

La pregunta del millón de dólares pasa a ser ahora:

Si los mercados son tan eficientes como postulan los libros ¿como es posible que se haya producido semejante descalabro en un marco de mercados libres y desregulados?

Obviamente no existe una respuesta sencilla para esta pregunta. Incluso podemos señalar que los gobiernos han tenido una cuota importante de responsabilidad al implementar políticas monetarias excesivamente laxas, o al menos en cuanto a su falencia para regular y supervisar el sistema financiero.

Sin embargo, no podemos evitar la cuestión de que los agentes privados han sido el motor fundamental de esta crisis. Fueron instituciones privadas las que otorgaron créditos inverosímiles sin mirar a quien. Las agencias de calificación crediticia, partícipes necesarios y grandes responsables del colapso actual, también son entes privados. Lo mismo podemos decir sobre las familias que aceptaron estos exóticos préstamos tan peligrosos, o las instituciones que invirtieron en activos relacionados a ellos.

El mismísimo Alan Greenspan se mostró “sorprendido por la incapacidad del sistema financiero de regularse a sí mismo”. El razonamiento de Greenspan parece haber sido el siguiente: los bancos, fondos de inversión, aseguradoras, familias etc., son personas educadas e inteligentes que disponen de las mejores herramientas para tomar las decisiones correctas, de tal manera que no es necesario que el estado regule sus actividades.

El error de fondo, desde mi humilde punto de vista, es pensar que el sistema financiero es un organismo único e integrado, cuyos intereses concuerdan con los del resto de la sociedad.

El mundo real por el contrario, está compuesto por individuos con diferentes grados de valores morales y principalmente preocupados por su propio beneficio, ya sea que este coincida o no con los del resto de la sociedad.

¿Cómo es posible que los máximos popes de las finanzas mundiales, como los presidentes de Citigroup y Lehman Brothers hayan cometido errores de semejante envergadura? ¿A caso no conocían los riesgos de sus decisiones? Tanta educación, información, poder y experiencia ¿no les sirvió para preveer que sus acciones podrían tener consecuencias nefastas?

La realidad es que conocían muy bien estos riesgos, decidieron avanzar en esta dirección porque era el esquema que más les posibilitaba enriquecerse de manera fácil y rápida. Estos directivos fueron los que embolsaron enormes fortunas personales durante los años de la burbuja, como podemos ver en el caso de Fuld.

Allí es donde falló el razonamiento de Greenspan: si el carnicero tiene que trabajar todos los días y competir con otros carniceros, es de esperarse que realice su mejor esfuerzo para satisfacer en la forma más eficiente posible las necesidades de sus clientes.

Por otro lado, si se le brinda la oportunidad de vender carne en mal estado, embolsando una fortuna personal, y sabiendo que las consecuencias tardarán varios años en salir a la luz, lo más probable es que el carnicero no se preocupe mucho por la salud de la población

Obviamente, algunos carniceros tienen mayores escrúpulos que otros. En el caso del sistema financiero podríamos decir que Wells Fargo (WFC) actuó con más moderación y sentido común que Citigroup (C), solo por citar un ejemplo comparativo.

Las consecuencias pueden verse en el gráfico con los precios de las acciones de ambas compañías.

Más allá de los casos particulares, queda muy en claro que se vendió mucha carne podrida los últimos años, y el recuento de víctimas sigue aumentando.

La gran crisis del 2008, cuyas consecuencias todavía no podemos cuantificar de manera completa, se produjo en base a un motivo fundamental: era negocio para algunas personas tomar estos riesgos insensatos.

A medida que se escriban los nuevos manuales de economía, que seguramente analizarán causas y consecuencias de esta crisis, sería bueno incorporar algunos capítulos sobre la importancia de los sistemas de incentivos.

Sería muy positivo tener en cuenta que, cuando el beneficio de quienes toman las decisiones va en contra del resto de la sociedad, es probable que la solución de mercado termine generando muchos más daños que beneficios.

Existen muchas maneras para trabajar sobre estos temas: se puede buscar ajustar el sistema de incentivos, regular el sector en cuestión, o implementar políticas de información financiera más claras y transparentes. Seguramente habrá modificaciones sobre estos y otros puntos en los próximos años en el sector financiero.

El 2009 no será un año sencillo, si bien parece haber algunas señales incipientes de el sistema crediticio va regresando a la normalidad, todavía es demasiado temprano para establecer una tendencia firme. Las economías globales, además, siguen mostrando preocupantes signos de debilidad en todo un espectro de indicadores. Seguimos recomendando manejarse con cautela en los próximos meses.

Sin embargo, parece claro que será un año de enormes oportunidades, más allá de cuánto tarde la recuperación y de los problemas que puedan producirse en el medio.

Será un año excepcional para quienes estén atentos al devenir de la situación, “a río revuelto ganancia de pescadores, por supuesto, hay que estar seguros de que uno se encuentra del lado de la caña y no mordiendo el anzuelo.

El proceso de crear un piso

Un tema recurrente en este blog es el de la importancia de entender los pisos del mercado como un proceso que toma su tiempo, no un momento en particular en el cual la bolsa marca su mínimo y de ahí en adelante comienza la recuperación.

El excelente gráfico de dshort muestra con toda claridad estos aspectos a lo largo de la historia.

Podemos ver la línea en color rojo que suaviza los movimientos alrededor de la tendencia. Si bien la tendencia es alcista, el mercado (en azul) se desvía sensiblemente por encima o debajo de la tendencia en determinados períodos. Las áreas sobreadas representan recesiones.

Podemos ver como, por ejemplo en la década del 70, la volatilidad del mercado estuvo presente durante muchos años, y el proceso de fijar un piso firme también fue largo y difícil.

Incluso si observamos en detalle algunos períodos como la última recesión (2000-2002), algunos eventos que no se ven en el gráfico de largo plazo ganan importancia.

Podemos ver estas cuestiones en el siguiente gráfico de la misma fuente.

El piso de la última crisis fue un proceso que duró casi 8 meses, y el mercado se acercó en tres ocasiones diferentes a sus mínimos antes de emprender el camino de la recuperación.

Por supuesto, nadie puede estar seguro de que un patrón de este tipo vaya a repetirse en la crisis actual. Sin embargo, parece razonable tener en cuenta estas cuestiones a la hora de posicionarse en el mercado.

Si uno tuviera motivos firmes para pensar que la recuperación en la economía real está en marcha,   podría considerar ir incrementando posiciones alcistas para anticiparse a la suba.

Por ahora, lamentablemente, estas señales no se ven.

Lo mejor en estos casos es comprar cuando el mercado parece haber terminado de consolidar un piso, o al menos comprar bien abajo, en cuyo caso uno entró temprano pero a buenos precios.

Seguimos esperando.

Cárteles eran los de antes

Hablando del petróleo. .

Los países que ahora integran la OPEP fueron quienes pusieron en jaque a Estados Unidos durante la década del 70 mediante los embargos de petróleo.

Hoy anunciaron un recorte de producción de 2.2 millones de barriles, el más grande del cual se tenga registro.

Los precios del petróleo cayeron 8% y cerraron en $40,6 el barril de referencia.

La otrora poderosa organización que supo definir la historia mundial en base al poder que le confieren sus recursos naturales, debe sentirse ahora un poco humillada.


Esto habla de que todos piensan que el petróleo seguirá bajando en base a la recesión.

El dólar viene bajando pero el petróleo no sube como antes.

Esto se pone cada vez más interesante..

Considerado al petróleo

Los últimos años me los pasé alertando sobre los riesgos de invertir en petróleo o temas relacionados.

Básicamente, me parece muy difícil saber hacia donde deberían ir los precios del comodity en función de sus características propias:

  • El petróleo no es como un bono o una acción, lso cuales generan un flujo de caja que sirve para valuarlo.
  • Es complicado estimar los niveles de oferta y demanda, estos niveles se mueven en función del precio, con lo cual estimar el precio en fuinción de la oferta y demanda es bastante difícil.
  • La vertiginosa suba de los últimos años, sumada a la popularidad que alcanzó el petróleo como activo financiero, traen mucha incertidumbre a la hora de leer el mercado. El petróleo parece moverse hoy en día en función de las expectativas de los inversores al igual que los activos financieros, y no en función de la oferta y demanda como cuando era simplemente un comodity de uso industrial.

Lo que quiero decir es que es muy complicado hacer un análisis profesional acerca del valor de equilibrio para los precios del petróleo.

Sin embargo, el petróleo parece moverse a la inversa del dólar norteamericano. Como mencionamos en el post anterior, el dólar podría estar en serios problemas a causa de la emisión monetaria que tanto se aceleró con la presente crisis.

Sin lugar a dudas, me parece una inversión mucho más senata hoy en día que cuando se encontraba a 140 dólares el barril, y de hecho estoy siguiendo de cerca al mercado.

En el gráfico podemos ver la evolución de precios del petróleo, y los puntos en rojo son los estimados de precio publicados por Goldman Sachs.

En Abril de este año, el banco hizo su famoso pronóstico de 200 dólares por barril. En ese momento el petróleo venía subiendo sin pausa, y el mercado presentaba varias señales de burbuja.

Así como el estimado alcista de Goldman estuvo muy cerca del máximo, tal vez el nuevo estimado de 30 dólares por barril  esté cerca del piso.

Para tenerlo en cuenta

Lo que piensa Bernanke: la economía global y el experimento más grande del mundo

Estuve un poco ausente los últimos días, lo cual tiene que ver con algunos proyectos nuevos en los que estoy trabajando, en breve tendrán noticias. Pero también está relacionado con algunos temas que me están dando vuelta hace tiempo, y cada vez con más fuerza.

El punto central aquí es el de tratar de entender los posibles caminos que pueden tomar las economías globales en los próximos años. Diferentes escenarios tienen importantes implicancias a la hora de posicionar nuestras inversiones, y si bien no es siempre necesario (o incluso conveniente) apostar 100% a una tesis determinada, tener un diagnóstico adecuado acerca de la macroeconomía puede ser definitivo en términos de retornos y riesgos.

En tiempos de tanta volatilidad, los movimientos de los activos pueden ser muy grandes, con lo cual un diagnóstico acertado puede generar una oportunidad de inversión extraordinaria, de esas que cambian las vidas de las personas.

Las noticias de los últimos días vienen en un marcado tono negativo en términos de las perspectivas para los niveles de actividad, parecen indicar que la crisis se sigue profundizando y no aparecen señales claras de estabilización en la economía real.

Un dato que resulta de mucha importancia es el de los precios al consumidor, mostrando el cuarto mes seguido de deflación (caídas de precios), e inclusos caídas record en estos precios.

La deflación es uno de los peores males que pueden afectar a una economía. Cuando los precios están bajando, los consumidores posponen sus compras, porque esperan mejores precios en el futuro. Esto genera un círculo vicioso de menos producción, menos empleo, menores precios que a su vez lleva nuevamente a menor consumo.

En tiempos de deflación, además, el peso real de las deudas se hace más grande por las caídas de precios. Una deuda de X dólares es más pesada cuando el dólar aumenta de valor, o lo que es lo mismo, caen los precios de los bienes.

Tanto Bernanke como el resto de los hacedores de políticas alrededor del mundo conocen muy bien los peligros de la deflación prolongada. Japón es tal vez el caso más claro al respecto, y las consecuencias han sido muy perjudiciales.

Hace poco llegó a mis manos un trabajo escrito por el presidente de la Reserva Federal hace muchos años. En él analizaba las políticas macroeconómicas seguidas para buscar solución a la Gran Depresión (Bernanke es un gran estudioso de la crisis del 29). Las conclusiones del autor eran claras: debió utilizarse una política monetaria más agresiva para fomentar la recuperación de la crisis.

Entendiendo estas cuestiones, no resulta ninguna sorpresa las medidas anunciadas ayer por la Fed, que van en consonancia con las actitudes tomadas desde comienzo de la crisis: política monetaria agresivamente expansiva.

La Fed está inyectando dinero desde que comenzaron los problemas, y la reunión de ayer dejó en claro que esta postura será mantenida todo el tiempo que sea necesario para sostener la economía. Incluso se han tomado medidas que hubieran resultado inverosímiles un año atrás.

Los bancos centrales de todo el planeta piensan seguir inyectando montañas de liquidez en los mercados, eso está claro. Lo que no queda muy claro son las consecuencias de semejantes medidas.

La lógica de las autoridades parecería ser la siguiente:

  • En estos momentos, con los mercados de crédito colapsados y la actividad económica cayendo en picada al igual que los precios, los mercados necesitan liquidez.
  • En este contexto la emisión monetaria no tiene efectos inflacionarios. Esto se debe a que los bancos no prestan el dinero que reciben, y además la recesión lleva a recortes de precios en bienes y servicios.
  • Cuando el sistema financiero y los niveles de actividad se recuperen, es posible que estas medidas tengan efectos inflacionarios no deseados. Se estima que llegado ese momento, se tomarán medidas de restricción monetaria para evitar que el problema inflacionario se vaya de las manos.

Planteado en estos términos el argumento parece bastante razonable. Sin embargo, me preocupa la posibilidad de que el futuro no sea tan prolijo y sencillo de administrar como plantean estos escenarios.

En concreto, suponemos en el ejercicio de más arriba que, para cuando la inflación llegue a ser un problema la economía estará en situación de soportar tasas de interés más altas.

Si este supuesto falla, las consecuencias pueden ser bastante graves.

Las políticas monetarias ya venían siendo bastante expansivas desde hace varios años, problema que se vio incentivado por las medidas llevadas adelante buscando amortiguar la crisis.

  • Trillones de dólares en salvatajes
  • Tasas de interés históricamente bajas.
  • Préstamos a instituciones financieras garantizados por activos de dudosa calidad.
  • Toda una batería de planes y medidas extraordinarias pensadas para estimular la economía.

¿Que pasaría si la inflación aparece antes de que la economía se encuentre en un nivel de crecimiento firme, que pueda soportar medidas restrictivas?

Este proceso de recesión e inflación al mismo tiempo se conoce con el nombre de estanflación. Es un escenario que a nadie le gustaría vivir, y con el cual no quiere encontrarse ningún oficial público.

Altas tasas de inflación generan caídas en los salarios reales: el dinero que recibo vale menos porque aumentan los precios, entonces soy más pobre, consumo menos, menos producción, menos empleo, menos consumo.

Además, en situaciones como esta las autoridades no tienen en claro cual camino tomar para buscar una solución. Las políticas expansivas incrementan la inflación, y las medidas restrictivas profundizan la recesión.

El escenario de estanflación fue el dominante durante la década del 70. Cuando se buscaba combatir la inflación subiendo las tasas caían los niveles de actividad, y cuando se estimulaba la actividad se escapaban los precios.

Claramente se trató de una década muy negativa, tanto para las economías reales como para los mercados financieros. En términos económicos podríamos decir que los 70 fueron una década perdida, excepto en algunos sectores muy puntuales, la estanflación fue destructiva para buena parte de la actividad económica.

La solución vino de la mano de Paul Volcker, quien actualmente forma parte del equipo de asesores económicos de Obama. Volcker decidió a principio de los 80 que era necesario eliminar de una vez por todas los excesos de emisión monetaria de la década anterior, a pesar de los efectos que una medida de ese tipo tendría sobre la actividad económica. En consecuencia, llevó adelante una fuerte política restrictiva.

La decisión de Volcker no fue gratuita, si bien se logró controlar la inflación, y sentar las bases para la recuperación económica con inflación moderada de la década del 80, las medidas tuvieron un costo grande e inmediato.

Fue consecuencia inevitable que Estados Unidos se encaminara a una nueva recesión a principios de los 80. La economía no soportaba la suba de tasas, pero Bernanke decidió que era necesario atravesar el período de ajuste. Los niveles de empleo subieron hasta niveles que solo se habían visto en la Gran Depresión, sectores como el de la construcción o el de la producción agrícola tuvieron serios problemas durante ese período.

En conclusión:

El escenario actual en el cual los precios caen a pesar de la elevadísima emisión monetaria no parece sostenible a largo plazo. Tarde o temprano, cuando la economía se acerque a un funcionamiento normal, las consecuencias inflacionarias de estas medidas saldrán a la luz.

En la actualidad existen buenas oportunidades de compra en activos ligados a la inflación, debido a que gran parte del mercado está preocupado por las caídas de precios. La inflación como tesis de inversión es muy barata en estos días.

Es muy difícil saber cuando y en que medida se producirán aumentos de inflación, así como también estimar el ajuste necesario llegado ese momento. Lo que me parece muy claro es que nadie está hoy en día pensando en este tema, y el potencial de retorno en caso de que se produzca un cambio de tendencia es muy atractivo.

Keynes y las inversiones de valor.

Si hay un economista que haya recuperado preponderancia en el escenario económico actual, este es John Maynard Keynes.

Sin entrar demasiado en detalles técnicos: Keynes proponía como la mejor salida a la Gran Depresión fuertes inyecciones de liquidez y, sobre todo, una fuerte expanción del gasto público para impulsar la demanda. Precisamente son estas las medidas que se están llevando adelante en el mundo, tanto desarrollado como emergente, con el objetivo de amortiguar la crisis actual.

Sin lugar a dudas, las teorías de Keynes, que habían sido guardadas en el cajón de la historia económica durante las décadas de expansión, han ganado gran importancia hoy que el mundo enfrenta necesidades tan complejas.

El tema que nos ocupa hoy sin embargo, no es el de las recetas económicas de Keynes, sino su carrera como inversor. El éxito de Keynes como inversor en contextos de alta volatilidad reluce a pesar de la dificultad de medir sus resultados.

Lord Keynes administró el fondo Chest Fund, perteneciente al King´s College, una importante institución educativa de la cual fue docente Keynes durante muchos años entre 1927 y 1946.

Los tiempos fueron de los más difícliles para los mercados, incluyendo la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el índice de acciones inglesas obtuvo un retorno negativo (-1 %) durante el período.

En cuanto al fondo de Keynes, existen algunas discrepancias según quien calcula los retornos. Las estimaciones van de  un 9% a un 13% anual de ganancia. De cualquier manera, un retorno muy superior al del mercado.

El sitio InvestmentU construyó el siguiente cuadro comparando los retornos de Keynes (en el supuesto conservador de 9%) contra el retorno del mercado en general durante ese periodo.

La estrategia de Keynes era sorpresivamente muy similar a la de Buffett y otros grandes maestros de las inversiones que vinieron después. Incluso Buffett reconoce su admiración por las habilidades del economista como gestor de activos, en su carta a los accionistas de 1991 dice sobre Keynes:

«Un hombre cuya brillantez como inversor en la práctica, iguala su brillantez de pensamiento»

En palabras de el mismo Keynes:

«Mi principio general de inversiones es ir en contra de la opinión mayoritaria, si todo el mundo concuerda con los méritos de una determinada inversión, seguramente está demasiado cara y no resulta atractiva»

Cuando aduirió acciones de compañías de servicios públicos durante la debacle de 1933, utilizó términos muy familiares para los inversores de valor.

» (las acciones) están en estos momentos siendo despreciadas por los inversores norteamericanos, y por ese motivo se encuentran profundamente deprimidas por debajo de su valor intrínseco»

Durante el crash del 29, Keynes mantuvo en cartera algunas acciones de alta calidad, cuyos precios se desplomaron. Sin embargo el economista no se reprochó en absoluto el haber mantenido sus posiciones, sino todo lo contrario:

«No siento ninguna verguenza de mantener posiciones mientras el mercado llega a su fondo…  podría ir mucho más lejos que eso. Podría decir que es el deber de cualquier inversor serio aceptar las pérdidas que se producen de tanto en tanto con ecuanimidad y sin reproches. Un inversor debe apuntar solamente a los retornos de largo plazo, y debe ser jusgado exclusivamente en base a ellos».

Como vemos, Keynes leía este blog.

Perderle el miedo a perder

Muchos inversores se encuentran absolutamente desconcertados. Los pronósticos que se hicieron al respecto de que lo peor en el sistema financiero había sido superado, que la crisis terminaría en el primer semestre del 2008, que el petróleo llegaría a los 200 por barril y muchísimas otras predicciones fallidas no hacen otra cosa que incrementar la desconfianza y la sensación de que nada es seguro en estos temas.

Esa sensación es acertada e incluso saludable. La economía no es una ciencia exacta, simplemente porque no puede serlo. Quienes toman decisiones de compra, de inversión o cualquier otra cuestión relacionada a variables económicas o financieras son seres humanos. Como tal, no pueden predecirse con exactitud sus conductas.

En lo personal, yo estaba del lado de los más pesimistas al respecto de las consecuencias de la presente crisis, y aún así los eventos resultaron ser mucho más graves de lo que pensaba. Y todavía falta..

Ahora, es muy importante tener en cuenta que el hecho de que la economía y los mercados no están sujetos a las leyes de la matemática o la física, de ninguna manera implica que no tengamos herramientas y métodos para invertir de manera consistente.

Los mercados de capitales son un reflejo del precio que los agentes económicos están dispuestos a pagar por determinado activo financiero. Ese precio dependerá de cuanto creen que valen los activos en cuestión, lo cual tiene una clara relación con el devenir de la economía.

Una acción es un título de propiedad de una empresa, mientras mejor va la economía, más dinero gana la empresa y mayor es el precio que el mercado está dispuesto a pagar por el activo. Cuando las cosas se complican, podemos enfrentar el proceso inverso, el cual puede ser muy doloroso como vemos en la actualidad.

Sin embargo, no debemos perder de vista que, a largo plazo con el correr de los años y las décadas, la tendencia de las economías globales es hacia el crecimiento, y la tendencia de los mercados financieros es hacia los retornos positivos.

Podemos ver en el gráfico el retorno del S&P 500 desde la década del 50 hasta la actualidad, y las conclusiones son muy claras: la tendencia de largo plazo es positiva en base a las tendencias económicas, y existen alrededor de esas tendencias un importante grado de volatilidad que incluso implica períodos prolongados de retornos negativos.


Desde mi punto de vista, la clave para poder invertir de una manera inteligente consiste en comprar buenos activos a buenos precios, y sobre todo pensar a largo plazo.

De hecho, los más prestigiosos profesionales están perdiendo mucho dinero en estas circunstancias, y es lógico que así suceda. Hay que comprar cuando los precios están bajos y esperar, cuando los precios siguen bajando uno pierde dinero. No hay forma de evitarlo.

Pensar que podemos pronosticar con exactitud el momento en el cual se produce el cambio de tendencia es pensar que los mercados financieros son una ciencia exacta. Supuesto tan equivocado como peligroso.

Es importante tener en cuenta que grandes personalidades como Warren Buffet, George Soros, Jim Rogers, Joel Greenblatt y muchísimos inversores de gran éxito y fortuna están perdiendo dinero en la crisis. La mismísima Universidad de Harvard, acaba de reportar una caída de 22% en los últimos cuatro meses. Difícilmente podamos decir que Harvard no cuenta con los cerebros suficientes para invertir de manera inteligente.

Mi visión sobre esta crisis y la manera de enfrentarla puede resumirse en la estrategia de estos grandes inversores; No tengo la menor idea de hacia donde irá el mercado en los próximos treinta días. Pero estoy bastante convencido de que en los próximos treinta años irá hacia arriba.

Para poder ganar hay que perderle el miedo a perder.

(des) empleo – nada bueno bajo el sol

Los datos de empleo publicados hoy fueron peores que las expectativas de los más pesimistas.

En el gráfico debajo podemos ver la evolución histórica del indicador, desde la última recesión en 2001 hasta la publicación de hoy. Como podemos observar, se rompieron con fuerza los niveles mínimos de la crisis anterior, y lo peor del caso es que no existen motivos como para pensar que lo peor en materia de empleo haya quedado en el pasado.

Al contrario, los problemas en las automotrices y el impulso bajista de la economía en general parecen indicar que la situación tiene más probabilidades de presentar sorpresas negativas que positivas. Al respecto podemos recordar que los analistas esperaban una pérdida de 335.000 puestos de trabajo, y fueron ingratamente sorprendidos por los 535.000 empleos que perdió la economía estadounidense el mes pasado.

No hace falta aclarar que esta información resulta poco auspiciosa para las economías globales y los mercados financieros en particular.

Un aspecto que aporta más a la profundización de la crisis que a la solución de la misma es el período de transición entre gobiernos norteamericanos. Si bien el recambio político podría servir para oxigenar el clima de negocios y genera los cambios necesarios para recuperar paulatinamente la confianza, la incertidumbre y cierto grado de parálisis que se produce en medio de ambas presidencias es claramente perjudicial.

Hoy en día las medidas deben ser consensuadas entre la administración saliente y la entrante, lo cual genera procesos más lentos, discusiones más complejas y una sensación de falta de liderazgo y certidumbre acerca de las políticas que tomarán las autoridades para intentar resolver la crisis.

No se trata aquí de un tema que vaya a resolverse automáticamente tras la asunción de Obama el mes que viene, el tiempo que se pierde genera mayor impulso bajista en las variables clave, con lo cual se agravan los problemas y se profundiza la recesión.

En conclusión, no vemos por ahora ninguna señal de que la actividad haya llegado a su piso, y mucho menos alguna posibilidad de recuperación pronta. Seguimos recomendando mantener altas proporciones de cash para proteger capital y poder entrar paulatinamente a medida que se desenvuelva la situación.

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